jueves, 24 de marzo de 2011

EL PUEBLO QUE NUNCA OLVIDARÉ

           En la fiesta del sacrificio viajé a mi casa para celebrar la fiesta con la familia. Al Sser un viaje largo y hacerlo en autocar, tuve la oportunidad de ver muchos paisajes bonitos a través de la ventana.

            Paisajes de largas hileras de árboles frutales, fincas con sus palmeras, limoneros, vi un rebaño de vacas comiendo de una verdosa alfombra de césped. También vi un pequeño pueblo con sus casas de barro y paja, pintadas de cal y añil azul, sus asnos, sus cosechas de trigo, maíz…

            Esto no me llamó la atención, ya que el pueblo de mi padre es parecido,  pero lo que más me llamó la atención fue ver un grupo de niños y niñas jugando. Las niñas iban vestidas de colores vivos, saltaban alegres a la comba riéndose a carcajadas mientras que los niños correteaban levantando una enorme polvareda detrás de un pelota que estaba hecha por ellos con plásticos y cuerdas. Yo las miraba sonriendo.

             En ese momento me vinieron aquellos recuerdos de cuando yo me iba al pueblo de mi padre a pasar las vacaciones de verano. Recuerdo que cuando iba al pueblo no paraba en casa, pasaba el día corriendo de aquí para allá sin parar , trepando por los árboles para coger higos, albaricoques … o ir con mis primos a coger agua del pozo o que bebieran los animales.

            Recuerdo que ese día cojí el cabo para sacar el agua, la cuerda que estaba atada al cubo se me resbaló y se cayó el cubo al fondo del pozo, ellos se reían de mí llamándome la niña de la ciudad. No hubo un día que no me gastaban bromas como meter una rana en el cajón de la cocina y me pedían que les trajera un cuchillo.

            Cuando abría el cajón saltaba la rana, me asustaba y salía corriendo, ellos se partían de risa. O el día que mi tía nos repartió unas rodajas de melón, Ismael (así se llama mi primo) comió la suya y me dijo:” ¿Me dejas la tuya para hacerte un peine?”. Yo como siempre caí en su broma, le dí el melón lo mordió en forma de peine y me la devolvió, y así podría seguir contando un sin fin de bromas.
            Puedo decir que aquellos momentos fueron los mejores momentos de mi vida. Siento mucha nostalgia hacia esos momentos. Quiero añadir que los momentos vividos en la infancia tanto los que son buenos como los desagradables son los que dejan huella y marcan a la persona por siempre.

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